sábado, 19 de enero de 2013

Avanzando, evolucionando por la vida...


Una forma interesante de ver la vida podría ser desde el estado constante de nuestra evolución durante el trascurso de la misma. Ser consciente en todo momento de como nuestro paso por este mundo es activo y constante.

Cada uno de nosotros formamos parte de un tramado bastante íntimo e individual, que se encuentra dentro de un tramado algo más grande o grupal, que a su vez, forma parte de un tramado más amplio que está dentro de un tramado mayor o social, y así sucesivamente un número infinito de veces.

De acuerdo a como va sucediendo nuestra evolución personal, nos podemos mover de manera más desenvuelta por nuestro tramado más conocido, más familiar. En base a como nuestro camino nos va llevando más allá en nuestro avance particular y según nuestras decisiones, el tramado en el comenzamos a crecer, se va quedando pequeño, y es nuestra necesidad imperativa ir proyectando nuestro avance hacia tramados más abiertos y amplios, comenzando así, a interactuar con otras personas y otros conocimientos que van reafirmando nuestra evolución individual y grupal.

En la medida en la que somos capaces de movernos por los distintos tramados de la vida donde encontramos las respuestas a nuestras inquietudes, vamos aprendiendo otros valores que nos hacen sentirnos más libres, más ligeros, menos apegados al pasado y a los grupos. Encontrando el terreno en el que en cada momento de nuestra vida nos es agradable, y dejando atrás o a un lado los lugares y situaciones que habiendo creído óptimas, resultaron no serlo.

Desde el momento en el que sentimos que no queremos estar estancados, inmóviles, lentos o pesados, y nuestras inquietudes nos llevan a descubrir dónde se encuentran las respuestas y las satisfacciones, comprendemos además, que podemos movernos libremente por cualquiera de los tramados que forman nuestra vida. Y poco a poco, descubriremos los secretos de los caminos que hay entre las distintas etapas de la vida. Emulando las piezas de un ajedrez, podremos, según el momento y las circunstancias, avanzar despacio o rápido con seguridad, retroceder si no hemos vislumbrado la siguiente meta esperada, saltar por lugares ya conocidos u obstáculos no deseados. Y esperar o detenernos en lugares donde necesitemos más tiempo.

De la misma manera que en una partida de ajedrez decidimos que piezas pueden ser o no útiles para una jugada, en cada uno de los momentos de nuestra vida, debemos decidir quienes nos acompañan y quienes no.

Cada momento en la vida estará marcado por nuestras decisiones y el camino que sigamos será consecuencia de las mismas. La libertad nos permite poder cambiar de estrategias y el tiempo nos deja elegir nuestro ritmo. Nuestras elecciones son la clave de nuestra evolución.

¿Con qué pieza del ajedrez te identificas en cada momento de tu paso por la vida?

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